La
participación de las familias en los centros supone un modelo de democracia
participativa para el alumnado. “La
integración de las familias en la educación formal de sus miembros más jóvenes
consigue un mayor rendimiento educativo y a la vez una gestión más democrática
del entorno educativo” (Beltrán, J. y Hernández, F.J. (coord.) Sociología de la
Educación, McGraw, Madrid, 2012, pp. 91).
Esta
mejora se debe a la mejor coordinación que resulta entre la escuela y las
casas. Además, estas relaciones favorecen la creación de alternativas para las
desigualdades.
La
participación de las familias en los centros está regulada a través de diversas
normativas, sin embargo, muchas veces estas normativas se han incumplido y
existe una falta de voluntad de las administraciones para desarrollarla.
Existen
unas diferencias entre lo legislado y la realidad. Con la ley actual, LOMCE,
estas diferencias existen debido a la pérdida de la capacidad de decisión de
los Consejos Escolares.
En
cuanto a las vías de participación en la vida de los centros educativos,
existen diversas vías:
·
Para el alumnado: está la posibilidad de delegado de curso.
·
Para el profesorado: existen los claustros y los equipos de
coordinación.
· Para las familias: existen los consejos escolares, las asociaciones y
las reuniones que se realizan en el centro.
· Para la comunidad: existen consejos o comisiones y también el Proyecto
Educativo del Centro.
Las
relaciones entre la familia y la escuela son algo fundamental aunque surgen
diversos problemas relacionados con ella. Así nos lo explica el catedrático
Jesús Beltrán (Beltrán, J. y Hernández, F.J. (coord.) Sociología de la
Educación, McGraw, Madrid, 2012, pp. 90-99):
A pesar
de que la familia y la escuela son dos aspectos esenciales en la socialización
de los jóvenes, no mantienen una agradable relación. Esto es así porque, en
muchas ocasiones, los docentes son reacios a la colaboración con las familias y
esto, sumado con la organización inadecuada de las escuelas, hace que no se
favorezca una buena relación entre los dos aspectos.
La
implicación de las familias en los centros tiene varios niveles: desde el más
básico que es preocuparse por el rendimiento escolar de sus hijos, hasta la
participación activa dentro del centro escolar.
Es decir, hay una doble vertiente de participación: una basada en lo
individual (relación padre-profesor) y otra de carácter colectivo
(participación en los grupos escolares como el AMPA). Se opta por una vertiente
u otra, e incluso, en algunas ocasiones, por ambas.
La
posición social de las familias es fundamental a la hora de establecer una
postura ante los estudios. Normalmente, las familias con mayor nivel económico
se encuentran más implicadas y los resultados de los alumnos son mejores.
Una
forma de participación individual de las familias es cuando eligen un centro
para que sus hijos cursen sus estudios. Una forma de participación de las
familias de forma colectiva es entrar a formar parte del AMPA (la asociación de
padres y madres) cuyo objetivo es la defensa de demandas con respecto a la
educación y buscar soluciones a los posibles conflictos.
Esta
participación también puede ser colectiva a través del Consejo Escolar que está
formado por representantes de padres, alumnos, profesores, personal no docente
y representantes políticos. Su principal objetivo es aumentar la
democratización en la escuela. Sin embargo, la participación de los padres es
menor a la de otros representantes.
Uno de
los problemas que conlleva la no implicación de las familias en la escuela es
que los padres exigen demasiado pero no se implican. Otro problema es la incompatibilidad de horarios con el trabajo y las tareas
cotidianas, lo que limita mucho el tiempo de los padres.
Por otra
parte, hay que tener en cuenta que no es solo la familia la que debe acercarse
a la escuela, sino que también la escuela debe acercarse a las familias. Para
ello, los docentes deben abandonar su autoridad frente a los padres y no
imponerles nada, sino trabajar de forma conjunta respecto a la educación de sus
hijos. Sin embargo, en ocasiones esto es un problema ya que los profesores se
oponen a esta intervención. Además, la escuela debe adecuarse a las culturas de
las familias, puesto que cada vez es más natural que las familias no sigan el
patrón tradicional (padre, madre e hijos); y también debe abordar la relación
entre los cambios familiares y el fracaso escolar o menor rendimiento.
Uno de
los factores que debilitan estas relaciones son los horarios, es decir, hay que
hacer compatibles los horarios laborales de los padres con la escuela.
La
participación de las familias también es muy importante en la evaluación y así
se describe a continuación (Lastikka, A. y García Carrión, R. (2012). Claves
para conseguir el éxito educativo. Cuadernos de Pedagogía, 429, 61-63):
Un
claro ejemplo de esto es el colegio Laakavuori de Finlandia. Los profesores
parten de la idea de que la comunicación es la clave para entenderse y desde un
primer momento tienen la responsabilidad de crear relaciones cooperativas con
las familias y los alumnos. La base de la relación familia-escuela es la
confianza y el respeto. La principal responsabilidad de las familias es conocer
cómo van sus hijos en la escuela.
En
cuanto al proceso de evaluación, el objetivo principal siempre en conjunto con
las familias, es apoyar el desarrollo de los alumnos, que cooperen entre ellos
y hacer que tengan confianza en sí mismo.
Además,
la evaluación está compuesta por varios elementos como son:
·
Realizar una documentación del niño con sus necesidades.
·
Realizar un plan de aprendizaje individual para los alumnos según sus
necesidades.
·
Se realizan cuestionarios a los niños, a las familias y al personal.
·
Se producen encuentros diarios entre los padres y los profesores.
·
Existe un grupo de conversación pedagógica.
·
Tienen lugar conversaciones individuales sobre el desarrollo del
personal.
·
Se producen muchas reuniones de equipo
·
Se realizan conversaciones diarias entre el personal.
Para
que estas relaciones sean posibles, son necesarios unos cambios en la
estructura y modelo de la familia, heterogeneidad de horarios laborales y
tiempo disponible, necesidad de apoyos y orientación a la familia ante los
nuevos retos.
En
cuanto a la participación de las familias en los centros, existen varios tipos
(Gatt, S. y Petreñas, C. (2012). Claves para conseguir el éxito educativo.
Cuadernos de Pedagogía, 429, 50-52.)
·
Informativa
Las familias
reciben información sobre las actividades escolares, el funcionamiento del
centro y las decisiones que se toman. No participan en la toma de decisiones
del centro, sino que simplemente son informados sobre ellas.
·
Consultiva
Las
familias tienen poder de decisión pero limitado puesto que sí que se les
consulta pero la participación se canaliza a través de órganos de gobierno.
·
Decisoria
Todos
los miembros de la comunidad educativa participan en los procesos de toma de
decisiones y supervisan el rendimiento de cuentas del centro en relación a
resultados educativos obtenidos.
·
Evaluativa
Los
miembros de la comunidad educativa participan en los procesos de aprendizaje
ayudando a evaluar el progreso. Participan también en la evaluación general del
centro.
·
Educativa
La
comunidad educativa participa en las actividades de aprendizaje y también en
programas educativos que dan respuesta a sus necesidades.
¿Qué
cambios se pueden realizar para que la educación esté completamente ligada a la
sociedad?
-
Comunicación con las familias: reuniones, boletines, correros, webs,
etc.
-
Incorporación de metodologías participativas como pueden ser los
grupos interactivos.
-
Comisiones participativas.
-
Investigación para la participación: conocer a las familias y sus
circunstancias.
-
Formación y sensibilización: centros, docentes y familias.
Hay que
creer que otra escuela es posible y prepararnos para ser los protagonistas del
cambio.
CONCLUSIONES
Como
conclusiones de este apartado, volver a recalcar la importancia que tiene que
las familias participen en la escuela ya que tanto los docentes como los padres
son figuras fundamentales en la vida de los niños y ambas partes le
proporcionan educación.
Con el
paso del tiempo, esta relación se está haciendo más real gracias al avance de
los centros que permiten esta introducción y también se debe a la introducción
de nuevas metodologías como por ejemplo la práctica de grupos interactivos con
la que los padres pueden entrar al aula y participar en las clases.
Sin
embargo, para que esta relación sea posible son necesarias dos cosas: la
primera es que las familias no deben nunca imponer nada a un profesor ni actuar
como tal puesto que cada uno tiene su rol dentro de la escuela; y segundo, los
profesores deben permitir la participación de las familias y no debe dejarlas
al margen puesto que forman parte de la vida de sus alumnos y para ello debe
conocerlas y darle a cada una el trato correspondiente, es decir, habrá
familias con mayores recursos y capacidades que otras, por lo tanto, no debe
exigir lo mismo y realizar cambios en algunas actividades, por ejemplo, en
lugar de celebrar el día del padre o el día de la madre celebrar el día de las
familias puesto que no en todas las casas hay un padre o una madre.
Por
último, destacar que las familias deberían participar en la evaluación ya que
son las que mejor conocen a sus hijos y saben los posibles problemas que pueden
surgir o que sufren.
BIBLIOGRAFÍA
- (Beltrán,
J. y Hernández, F.J. (coord.) Sociología de la Educación, McGraw, Madrid, 2012,
pp. 90-99)
- Gatt,
S. y Petreñas, C.. (2012). Claves para conseguir el éxito educativo. Cuadernos
de Pedagogía, 429, 50-52.
- Sánchez,
M.C. (s.f.). Familia y escuela: las familias ante la educación de sus hijos y
su relación con la escuela. [diapositivas de PowerPoint]. Recuperado de: https://campusvirtual.uclm.es/pluginfile.php/1252198/mod_resource/content/1/Presentacion%20familia%20y%20escuela.pdf
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